12 dic 2011

Adviento: una nueva experiencia (pues nunca se sabe suficiente)


Cortesía de Gabriela Santizo, este fin de semana tuve el agrado de experimentar una actividad que, hasta el momento mismo de su inicio, me era totalmente desconocida.   Esta actividad —de índole religioso— se le conoce como adviento y, en términos muy generales, se realiza cuatro domingos antes de la navidad; durante estos domingos los participantes —familia, amigos, conocidos o, como en mi caso y un amigo mío ese día, total desconocidos— se reúnen para convidar bajo el manto de lecturas bíblicas, cantos y pensamientos teológicos relacionados a las celebraciones que se aproximan.

Se enciende una vela por cada domingo de Adviento celebrado
Mi núcleo familiar es católico, devotos de pero no así fanáticos, pero nunca fue participe de estas actividades paralitúrgicas —probablemente de allí se deriva que mi espiritualidad sea tan particular, es influencia directa de mi familia.  Yo, por otro lado, no me considero capaz de definirme bajo ningún estandarte de Iglesia organizada alguna, aunque por razones de costumbre, crecimiento y educación soy mucho más parcial a los rituales más tradicionalistas del catolicismo —se me antoja que poseen un aire mucho más místico, respetuoso y suntuoso que muchos otros— y por lo tanto participo en ellos con mayor interés que en cualquier otro ritual posible.  …pero veo que una vez más digreso.

El punto al que quiero llegar es que se me hizo una actividad muy interesante, si quiera por que ofrece la posibilidad de unir a la familia en un ambiente de convivencia y de tranquilidad; para aquellos de mayor creencia ofrece una oportunidad de meditar acerca del verdadero objetivo de las festividades y esperarlas bajo en tono espiritual y de fe correcto.

Debido a que nosotros éramos los entes ajenos al ya establecido circulo —en términos actuales, aunque presiento eso puede llegar a cambiar para mi amigo— sentí la necesidad de participar, siquiera (y en términos que utilice para justificar mi inesperada participación) para ganarnos la merienda ofrecida después de la actividad; mi participación fue normal, utilizar la situación actual con el enfoque de las celebraciones próximas y partir de allí —además ejercitando, por otro lado, el mantra de “saber que decir y cuando decirlo”; nunca esta demás dejar una buena imagen a donde se va.

Fue interesante, diferente y puedo decir que dejo algo más a mi persona, el conocimiento de ciertas actividades que están totalmente fuera de mis círculos habituales —en estos últimos años me he visto rodeado de forma cada vez más y más notoria de personas con inclinaciones religiosas protestantes— y que, tal cual expreso en el título de esta entrada, me ayuda en buscar esa búsqueda de conocimiento en pro de encontrar aquello que complete mi existencia.

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