21 nov 2011

Detrás del volante pequé


En el camino me tope a un conductor en extremo precavido —demasiado pensé— al cual por fin pude rebasar en una fijación de velocidad que tan solo puede compararse a dosis de adrenalina cual droga.

En el camino deje de verlo por el retrovisor; más adelante me topé con una cola, deteniéndome, y ¿que veo por mis espejos? El mismo carro que deje atrás, adelantándose, quedando más allá de mí en un carril adyacente; ¿que pensé? "maldito caracol con suerte".

Pero no fue ese mi pecado, vano e iluso seria pensar en que un insulto tan debil podria serlo: al avanzar la fila de carros lo fui dejando atrás, esbozando una sonrisa que no puede calificarse de otra cosa que sadistica, perversa y satisfactoria. Como os aborrezco, ¡oh satisfacciones viscerales!

=P
Categories: ,

0 comentarios:

Publicar un comentario