8 jul 2011

Cielo e infierno (revisión interna)

Hasta hace poco, estaba enteramente decido a redactar un comentario acerca de cómo el cielo y el infierno, mas allá de las creencias que se tienen de forma personal, son estados y contextos en los que participamos aquí en vida.

Digo estaba, porque entre más tiempo le di a la idea para que “cuajara”, más me daba cuenta que no tiene mayor sentido tratar de hacerlo pasar como una observación generalizada, sino como lo que es: un punto de vista influenciado por el contexto en el que se desarrolla nuestra existencia.

El ser humano pasa por episodios bajos y altos a lo largo de toda su vida; estos episodios son generados, en su mayoría, por acciones u omisiones propias; pero aun así, todos y cada uno de estos picos y valles no hace más que afectar la forma en la que vemos las cosas, nos cambia el “animo” y, por consiguiente, nuestra relación con otros.

Dicho esto, y posiblemente porque todos tenemos una necesidad de ser escuchados, de ser entendidos, tratamos de expresar estas situaciones en forma de arquetipos, constructos universales que puedan ser entendidos a través de la barreras geográficas, de lenguaje y de ideología.

¿Qué mejor manera de expresar de forma universal un momento de malestar de grave magnitud que contrastarlo con el infierno?  ¿Qué mejor forma de expresar un momento de placer, tranquilidad y paz interior que con el cielo?  

Arquetipos universales de expresiones complejas


No me malentiendan, no estoy diciendo que el cielo y el infierno son solamente maquinaciones de nuestra psique, representaciones arquetípicas que existen como expresiones de situaciones complejas que involucran sensaciones, sentimientos, deseos e ideas; no puedo darme el lujo de hacer una aseveración de tal magnitud, pero durante mis pensamientos no pude evitar pensar que el decir que se vive un infierno o un cielo en tierra no es más que una hipérbola, si tal vez necesaria, con tal de expresar la profundidad de nuestros estados actuales, que se nos antoja apropiada para su uso.
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