Envenenado por las circunstancias y experiencias; pierdo el agarre con la humanidad y me convierto en un engendro de los tiempos modernos.
Envenenado por mi propia mano y por la de nadie más, porque en mi mente la única defensa a lo que me rodea es envolverme de esa misma inhumanidad que es tan prevaleciente hoy; y sin embargo lucho por no perder todo lo que he sido y lo que se ha formado por lo que he vivido
Envenenado por mi ambivalencia, mi calidez y frialdad en uno, me veo parte de juegos que no quiero presenciar —menos aún participar—,...
13 nov 2012
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